Queullín es una isla chilena ubicada en la comuna de Calbuco, Región de Los Lagos. Es parte del archipiélago de Calbuco y hace de frontera entre el seno de Reloncaví y el golfo de Ancud. Posee una superficie de 7,4 km² y una población, al 2017, de 157 habitantes.1
Queullín se encuentra al sureste de isla Puluqui, con la cual forma el paso Perhue (o Queullín), la principal conexión entre el seno de Reloncaví y el golfo de Ancud. Tiene a corta distancia, hacia el sureste, a isla Nao y punta Tentelhué, pertenecientes a la comuna de Hualaihué. con las cuales separa al seno de Reloncaví del golfo de Ancud. Es la isla más alejada del archipiélago —y la más próxima al litoral de la provincia de Palena— situándose aproximadamente a 20 km al sureste de la ciudad de Calbuco.
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Recorre la isla hasta punta Huín, en el extremo occidental de Queullín
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Queullín, Calbuco, Los Lagos, Chile
Esta isla posee un bosque de arrayanes milenarios, el segundo más importante de América, siendo superado en tamaño por el de Isla Victoria en Bariloche, pero no en antigüedad ya que el bosque de Chaullín es mucho más longevo.
El nombre originario de esta isla en la lengua de los Chonos es Chaullín, aunque los lugareños la conocen con el nombre de Isla Helvecia.
Esta minúscula isla de 14.1/2 hectáreas se encuentra a 20 minutos de navegación de la ciudad de Calbuco, que se encuentra a una hora de viaje desde Puerto Montt, camino a Pargua. Desde el Puerto salen cada 10 minutos buses a Calbuco y el viaje dura 1 hora aprox.
La isla perteneció a Emil Whilenhausen, un suizo originario de Zúrich que a comienzos del siglo pasado se llevó al Sur del mundo nada menos que a su sobrina, 25 años menor que él. Quizás escapando por un amor prohibido.
Ellos la bautizaron con el nombre de Helvecia y este relato con el paso de los años ha pasado a convertirse en una leyenda y un icono de inocencia entre los lugareños, pescadores y artesanos del archipiélago, pues reconocen en ella un paradigma de ingenuidad y juventud.
Pero así como esta pareja llegó, desapareció sin dejar rastros. No obstante durante su estadía en el lugar el suizo la forestó con plantas exóticas y especies nativas, transformando el lugar en un paraíso paisajístico desde donde aflora un espectacular bosque de arrayanes con especies centenarias, incluso algunos ejemplares arbóreos sobrepasan el milenio.
Whilenhausen construyó una soberbia casona con madera nativa.
Su olor a madera nativa parece contarnos que este espléndido paisaje nació por amor y nos señala que esta hermosa mansión cobijó los sueños y deseos ocultos de esta pareja que a la postre nos han legado el segundo bosque de arrayanes más importante de América, solamente superado en tamaño por la Isla Victoria en Bariloche, aunque este último bastante más joven que el bosque de arrayanes de Chaullín.
Calbuco, Calbuco, Los Lagos, Chile